En el mundo se pueden encontrar
líderes bondadosos, valientes, carismáticos o tiranos. Pero ¿Por qué algunas
personas sirven para guiar y otras no? Empresarios exitosos, políticos o
jóvenes emprendedores podrán dirigir a un pueblo o una empresa adecuadamente si
siguen sus instintos positivos. Si se dejan llevar por el negativismo pronto
perderán su poder.
Los
líderes consiguen su estatus porque sobresalen en algunas
habilidades frente a sus competidores: son más atrevidos, más listos, más
influyentes, más innovadores entre otras. Aunque siempre hay que recordar que
la mayoría de las capacidades que hacen brillar a una persona, también poseen
una vertiente opuesta que puede hacer que la caída sea aún más veloz.
Según noticias.universia.es
hay varios arquetipos de liderazgo que te impulsan al éxito, aunque en cada uno
de ellos destaca una polaridad. A continuación, Vida Profesional te las
presenta.
El Rebelde: este jefe quiere cambiar el mundo o formar parte de la
historia, por lo que no le importa embarcarse en misiones algo arriesgadas. Su
mayor característica es la confianza, aunque en su lado opuesto aparece la
figura del impostor, una parte de su cerebro que constantemente le estará
repitiendo mensajes negativos. ¿Quieres enterrar para siempre al impostor?
Repítete diariamente todas tus cualidades, deja de compararte y rodéate de
personas que mantengan una actitud positiva y crean en ti.
El Explorador: es la persona que está constantemente buscando nuevos
proyectos, creando nuevos productos o explorando nuevas alternativas. En
exceso, este profesional puede convertirse en un explotador, perdiendo el
control de las situaciones y matando su propia creatividad. Si no quieres
llegar hasta esto, fomenta la intuición e intenta no tenerlo todo organizado.
El Franco: el jefe sincero dice siempre la verdad, incluso si causa
incomodidad entre su plantilla. Aunque en ocasiones puede tener su parte
negativa, sus empleados confían en él y se sienten parte de la compañía. Este
jefe, sin embargo, puede convertirse en un superior mentiroso si retiene cierta
información o no se preocupa por los problemas de la plantilla, por lo que es
fundamental que, además de decir la verdad, siempre se permita a los
trabajadores formar parte de las posibles soluciones.
El Héroe: el superior que se enfrenta a otros por sus empleados, que
pone en riesgo su empleo o que empeora sus condiciones por el beneficio
colectivo. El espectador, por el contrario, se deja llevar por el miedo y la
incertidumbre, no permitiendo que sus empleados brillen por temor a ser
eclipsado. Para ser un héroe en el trabajo, es necesario hablar y escuchar
siempre que sea necesario, tomando las decisiones aunque sean difíciles.
El Inventor: trabaja día a día para mejor la empresa y las condiciones
de los trabajadores, ofreciendo alternativas efectivas y creativas. Busca la
excelencia en todo lo que hace, aunque el éxito no le venga de forma rápida.
Este jefe puede convertirse en destructor si se deja tentar por la corrupción.
Si no quieres llegar a este extremo, intenta siempre dar lo mejor de ti, cuida
de la colectividad y cumple tus promesas.
Lo cierto es que no existe un modelo único de jefe. Con base en tus conocimientos,
experiencias y el contexto en el que te desarrolles, adquirirás un estilo, que
consolidarás con el paso de los años.